Una Historia

Solo importaba llegar.

Todos estábamos llegando tarde a nuestras citas, a todos nos estaban esperando en algún lugar.
El tren venía con demora y la impaciencia se adueñaba del ambiente.
Los nervios invadían la estación y se reflejaba en las miradas de enojo y rabia. Esa furia e impotencia de saber que una vez más perdíamos nuestro valioso tiempo varados en un lugar donde no queríamos estar.
Llegábamos tarde al trabajo, a una reunión o a descansar a casa.
Los minutos pasaban y la ira daba paso a la resignación, al "siempre lo mismo".
En el medio del murmullo suenan los altavoces. Todos paramos la oreja para escuchar que el tren llevaba una demora de más de treinta minutos por el arrollamiento de una persona en las vías.

Las voces se callaron y el ruido se hizo silencio. La señora que tenía a mi lado me miró y me dijo: "Si eres creyente reza por su alma, si no lo haré yo, por los dos".
Todos estábamos llegando tarde a nuestras citas, a todos nos estaban esperando en algún lugar, menos a uno.

@nicomega - 21/10/2020

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